Cuatro fueron los principales candidatos que se enfrentaron en las pasadas elecciones para la presidencia de la República: Gustavo Petro, Federico Gutiérrez, Rodolfo Hernández y Sergio Fajardo
Todas las encuestas previas a las elecciones presidenciales, para la primera vuelta, daban como ganadores a Petro y a Fico. Pero el manejo político que les dieron no fue suficiente para que este fuera el contendor de aquel. Sin mayores aspavientos y con un discurso simple, llano y digerible, sobre la lucha contra la corrupción, Rodolfo logró meterse en el corazón de una parte considerable del pueblo y ganarle al candidato de las oligarquías. Se olvidó Fico de las propuestas y se quedó con los insultos y diatribas contra Petro, situación aprovechada por Rodolfo para ganarle al vaticinio de las encuestas y erigirse como como el contendor de Petro.
Para la segunda vuelta lo que todos esperábamos se dio: El TOCONPE (Todos contra Petro) que terminó convirtiendo a Hernández en el gran representante de las oligarquías y a Petro como el representante del pueblo,
Fue una contienda nada fácil del Pacto Histórico contra todos los poderes (el más perverso: el mediático), desbrozando caminos para la victoria electoral y el inicio hacia la marcha de los grandes cambios que pide a gritos el pueblo. La clave del triunfo estuvo en la selección de su fórmula a la vicepresidencia (Francia Márquez) y la estrategia comunicacional directa del candidato vencedor con los sectores trabajadores, en las fábricas, en las granjas agrícolas, en los hogares, en los hatos ganaderos, en los programas televisivos y radiales, en las universidades, con los maestros, con los estudiantes, con los empresarios, transportistas, taxistas, motorizados, en fin, no hubo sector de la sociedad que no dialogara y escuchara sus propuestas. Con un lenguaje fluido, directo y académico atizó la mecha de la inconformidad y logró lo que, durante más de 70 años, después de la muerte de Gaitán, no habíamos visto: ríos humanos recorriendo las calles de ciudades, pueblos y veredas, con bullicios, aclamaciones y vítores que indicaban que la fuerza de la corriente era incontenible.
Mientras eso ocurría con Petro como protagonista, el contrincante huía de los debates y las entrevistas, refugiándose en su hogar e inventando amenazas de muerte para salir del país y reunirse con los agentes de las mafias en el exterior. Sus salidas en falso y su lenguaje racista, misógino y bufón dio paso a que muchos uribistas y fajardistas que estaban con él, consideraran a última hora que no estaba capacitado para tomar las riendas del país como primer mandatario. Al tiempo que Petro mostraba su declaración de renta, y demostraba su enorme conocimiento de la problemática del país en lo económico, lo político, lo social, lo cultural y o histórico, Rodolfo se negaba a ello y aparecía en videos dando declaraciones sobre más de lo mismo demostrando mucha ignorancia y poca sabiduría. No pudo desmentir las imputaciones sobre corrupción que cursan en los estrados judiciales. Sus equivocaciones permanentes, que indicaban malas asesorías o que no las escuchaba, minaron su credibilidad en forma extrema. Pero más allá de su derrota, es indiscutible que hoy es el fenómeno político de la derecha colombiana.
Venció la esperanza al miedo. En pocos días, el nuevo presidente con un proyecto de gobierno para la UNIDAD NACIONAL, alrededor de tres ejes fundamentales: la paz, la justicia social y la justicia ambiental, ha construido una correlación de fuerzas en el poder legislativo para impulsar las grandes reformas con las que se comprometió para que Colombia deje de ser el segundo país más desigual del planeta tierra.
Bienvenida la esperanza y el futuro de la sociedad del conocimiento. La universidad será la gran protagonista.
Barranquilla, junio 27 de junio de 2022.
Excelente artículo profesor Arteta. Creo que es el primer artículo que leo de su autoria. Ameno, verídico y muy objetivo. Felicitaciones.
Jose Luis Polo ( amigo de fútbol)