UNA NOTA BIOGRÁFICA
La biografía de los hombres en el mundo literario ocupa un lugar secundario. Sin embargo, es la que más cosas nos explica y lo hace con la fuerza irresistible de la nostalgia del pasado. Llevarla a cabo no es tarea fácil como algunos podrían creer. Pero el docente investigador Carlos Aurelio Higgins, -miembro del Grupo de investigaciones Amauta de la Universidad del Atlántico y la Universidad Libre, reconocido y categorizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Nacional (Categoría B), del cual tengo el honor de ser su Director,- se atrevió a ello y lo ha logrado exitosamente con el protagonista de este libro: Edilberto Imitola Villanueva, un maestro del municipio de Piojó, nacido el día 24 de febrero de 1932 en el hogar de Enrique Imitola Ortega y de María Concepción Villanueva Utria, en parto atendido por la comadrona del pueblo, cuando aún yo no había nacido, pues ello ocurriría 15 años más tarde, en condiciones parecidas, recibido también por una partera en el corregimiento de Saco, municipio de Juan de Acosta.
Debió ser un acontecimiento extraordinario para José Trinidad Arteta Vargas y Corina Isabel Ripoll Jiménez, por haber dado a luz su último retoño a una edad avanzada. Soy hijo de la vejez, tal vez, por esa razón, más que por otras, es la etapa más adorable de mi vida y la que más me inspira a respetar y amar la vejez, la ancianidad y la muerte. Por esta misma razón, no dudé en aceptar el compromiso de elaborar estas notas introductorias a la obra del profesor Higgins, referida a ese ilustre maestro y compositor musical que inspiró su pluma y que continua vivo a sus 90 años de edad.
El profesor Olavo, como cariñosamente le decimos sus amigos, utilizando la evocación y la palabra vivificada, lo que considera perdido para el recuerdo, mediante el efecto selectivo de su memoria, de otras memorias y del rastreo en archivos, del cual es un experto, procura ser fiel a los hechos para mostrar la historia del personaje, no al amaño personal, sino a partir de sus propias realidades existenciales.
El interés, que en el lector puede despertar este trabajo biográfico que hoy ofrece al público, Olavo, radica en la importancia de una vida dedicada a la docencia como aporte significativo a la comunidad rural de los municipios de Piojó y de Juan de Acosta, en condiciones difíciles por la época en que Edilberto debió realizar su misión para desplegar su vocación de servicio como la más noble después de la crianza de los hijos.
Estoy convencido que hoy a sus 90 años de edad, el maestro Edilberto tiene la voluntad ideática y lúdica de “volver a vivir paso a paso la misma vida que ya ha vivido”, como nos ocurre a los vitalistas, para quienes la vida es la única realidad radical que vale la pena vivir eternamente.
Así lo deja entrever en una de las estrofas de una de sus canciones titulada La mujer costera:
Tener poder yo quisiera
pa´ llevármelas toditas
y con tantas mujercitas
yo gozar hasta que muera.
Así es maestro Edilberto, hay que seguir el ejemplo de Mustio Collado, personaje central de la novela de Gabo: Memoria de mis putas tristes y a quien la vida le dio la oportunidad del primer enamoramiento a la insólita edad de 90 años. Y seguir no solo su ejemplo, también su consejo: el sexo es el único consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor.
CRISTÓBAL ARTETA RIPOLL
Escritor y Docente investigador
Universidad del Atlántico
Universidad Libre de Barranquilla.